Social y Solidaria

UNA EMOTIVA SEMBLANZA 1200

Noticias Mutuales

UNA EMOTIVA SEMBLANZA DE LA ACTIVIDAD MUTUAL

Con una experiencia de vida signada por la actividad mutual, el actual presidente de la Mutualidad Fondo Compensador Personal Civil del Ejército -FOCOMEJ- rescata sus orígenes en una semblanza que lejos de ser nostálgica, es un aliciente para hacer lo mucho que todavía falta hacer.

Adriano Markulin- presidente del Fondo Compensador del Personal Civil del Ejército

“Yo tengo 30 años en la mutual, empecé siendo síndico suplente, luego seguí como titular y toda la etapa de la presidencia de Santiago Luppo, fui vicepresidente y siempre motoricé inversiones en “ladrillos” para no perder el valor de las mismas.

Debe ser por mi origen italiano que viene con la convicción que lo inmobiliario se mantiene igual o crece un poquito, eso de “pasará, pasará, pero el ladrillo quedará”.

Es así que compramos esta sede, el Loft y otras inversiones que hoy posicionan y consolidan a la entidad.

La Sede Central de FOCOMEJ actualmente está en Av. Julio A. Roca 753, y estamos acondicionando lo que sería la nueva sede en la calle Salta esquina Hipólito Yrigoyen, ya que esto nos daría cercanía con el Loft. 

La mutual tiene toda esa esquina como parte de su patrimonio, y la sede actual se alquilaría, dando un poco más de solvencia a la entidad.

Ahora es todo más difícil, hay otra impresión del mutualismo y además cuesta encontrar aquel servicio que la mutual pueda prestar para que la gente se incorpore.

Nuestras viejas mutuales empezaron como asociaciones de inmigrantes; generalmente se conformaban a través de una necesidad, sobre todo la Ayuda Económica y a veces la gente se juntaba para hacer algo, pero no se hablaba de Mutualismo, si no que se buscaba una solución a una necesidad”.

Los 33 y un ejemplo de ayuda mutua

“Yo me fui a vivir a San Miguel cuando tenía apenas cuatro años, en 1954; en la manzana donde estaba mi casa había tres casas más y todo lo demás era baldío. O sea, cada manzana tenía tres casas y las necesidades de la gente eran todas. Por lo tanto, los vecinos no eran muchos, yo me acuerdo el número, porque eran “los 33” y más o menos, no mucho más de eso.

En un lote baldío, los sábados y domingos los vecinos empezaron a fabricar baldosones como los que se usan hoy en día; porque cuando uno salía de la casa, había vereda, pero en todo lo demás no, porque era baldío y  empezaron a colocar los baldosones con el dinero de ellos  y fabricados por ellos.

Después empezaron a poner los arbolitos en la calle y entre esos 33 había un señor vecino nuestro -yo era muy amigo de los hijos- que era bastante adinerado dentro del vecindario y tenía un negocio de materiales de construcción

En esa época, no había dinero para salir porque la mayor parte de la gente vivía al día, igual que ahora no les sobraba nada, la gran mayoría no salía ni siquiera de vacaciones.

Mi papá en ese momento debía tener unos 35 años y para tener algo que hacer y entretenerse el fin de semana,  decidieron en uno de esos tantos baldíos hacer una cancha de bochas y  el señor que tenía la casa de materiales de construcción dijo “hoy es sábado, y el sábado que viene tiene que estar el lote limpio todo emparejado; yo les voy a enviar un par de camiones de arena para ir mezclando y el sábado que viene voy a traer toda la madera para hacer la cancha,  porque el sábado siguiente la vamos a inaugurar.

Para mí que era chiquitito era un acontecimiento, apareció este señor con las bolsas y estaban “los 33” ahí esperándolas; el entretenimiento de esa gente después de trabajar toda la semana era ir y jugar un partido y charlar un poco con los vecinos, no había otra cosa y esta era su necesidad.

Las primeras mutuales se crearon en función de una necesidad específica de la gente y yo asocio a este grupo de vecinos, que sin siquiera conocer la palabra “mutual” dijeron “este es nuestro problema” y buscaron la forma de solucionarlo juntos”.

Hay servicios que no se ven, pero están

“El Fondo Compensador es la única mutual que tiene el Personal Civil del Ejército, el personal militar tiene varias, pero el personal civil y los docentes de la Fuerza, es la única mutual que tienen.

Si bien en estos momentos una capitalización no le cambia la vida a nadie, también tiene el Servicio de Ayuda Económica cuando lo necesita a una tasa mucho más baja que cualquier entidad bancaria.

La cobertura no es solamente para el asociado activo, sino que la puede ampliar al grupo familiar, es decir que mucha gente esto no lo sabe. Yo siendo asociado a la mutual como activo puedo incorporar a mi papá, a mi mamá grande, a mis suegros y uno a veces esto no lo tiene en cuenta.

Lo digo por experiencia porque pasó con un compañero mío cuando yo ya estaba jubilado. Estoy hablando de una persona que era docente con dos cargos, el día que murió no tenía un peso y los familiares tampoco y no tenían cómo solventar el sepelio y por una módica suma -que hoy sería menos que un café por mes- hubieran podido tener cubiertos con el “Servicio de Sepelio” a los padres o a los suegros.

Como muy importante creo que la cobertura de sepelio es una tranquilidad para los que no pueden hacer frente a este gasto, que cae a uno cuando menos lo espera y puede dejar a la familia muy complicada.

Además, la sabiduría popular dice que “cuando la miseria llega a un hogar, el amor sale por la ventana”.  Los problemas económicos llegan a una casa y se van perdiendo determinado tipo de cosas, por eso es tan importante ser un asociado a la mutual.

Fundamentalmente esta es la pertenencia y el afecto; la casa del Personal Civil y del Docente Civil es algo propio porque yo me puedo asociar a una mutual militar pero no es nuestra; uno se siente en casa en este lugar, ya que lo entendemos, lo atendemos y les solucionamos los problemas”.

Una Mutual al ampliarse no pierde su identidad

“Ahora ampliamos los servicios a la Fuerza, ya que también incorporamos al personal militar pero fundamentalmente la conducción de esta mutual siempre va a pasar por el Personal Civil porque somos los únicos que podemos acceder a los cargos, ya que hay que ser socio activo y la condición es que sea del Personal Civil.

Nuestra mutual puede parecer cara a algunos de nosotros, ya que insume al socio activo un 4% del sueldo, pero hay que pensar que las contingencias de la vida suceden, y es mejor hacer las previsiones del caso y acogerse al amparo de la Mutual.

Para la capitalización uno puede ser socio adherente, que es lo que creo que a la larga vamos a terminar siendo todos, una mutual de socios adherentes porque cuando la incorporación de socios activos se hace difícil y a uno no le alcanza el dinero elige ser asociado de la mutual, pero como adherente, porque la cuota es menor.

Posiblemente con el tiempo vamos a tener que cambiar el punto de vista político en la mutual, en cuanto a la separación de socios activos y adherentes, pero de cualquier forma hay que ser asociado al Fondo Compensador, para estar juntos, para resolver los problemas juntos, tener una pertenencia y un amparo ante los avatares de la vida”.

Los afectos en esta etapa de la vida

“Siempre digo que me siento en la Mutual como en mi casa, pero cuando trabajaba y estaba activo, también me sentía como en mi casa, porque en el lugar en que uno está es dónde se generan amistades y afecto.

En esta etapa de la vida a uno le importa menos lo material y lo afectivo pasa a ser lo importante. Lo que pasa es que; cuando uno es joven los afectos estaban y parecía que iban a estar para siempre.

Pasando los años, esto no es así, muchos queridos amigos se fueron yendo, uno va a un lugar y se entera que no están más y el corazón late un poquito más fuerte. Tenemos que tratar de tener nuevos amigos, para poder seguir adelante, con todo el afecto que podemos dar a los demás y todavía, con los sueños que tenemos por cumplir”.

Un amigo del corazón

“Tengo un caso muy particular porque tenía un amigo mío que había entrado conmigo a trabajar, éramos prácticamente la misma edad y pasamos un poco por la misma experiencia.

Yo me estaba haciendo la casa, todavía estaba de novio y los dos trabajábamos, de los sueldos separábamos lo imprescindible y lo demás era para comprar ladrillos.

Este amigo también se había comprado un lote, pero tenía la idea de que no se podía hacer una casa.  Cuando empezó a ver lo que yo hacía, que en realidad lo más barato es levantar las paredes, pero se veían como un avance importante; comenzó a copiarme y luego se fue a vivir en su casa cuando todavía estaba en construcción y yo me fui un año después cuando estaba casi terminada.

Un día me dijo que “si yo no hubiera visto lo que estabas haciendo hubiera afirmado que una casa, uno no se la puede hacer”. Fuimos amigos durante 15 años y las familias estaban muy cerca, y después fue trasladado a Misiones para un alto cargo.

Y esto nos dice cómo podemos influir en los demás y pensar en toda la buena obra que hicimos y ¡en toda la que todavía podemos hacer!

Dejá un comentario

Share on facebook
Compartir nota en Facebook