La convalidación de las Cámaras Bonaerenses de Diputados y Senadores al otorgar el título de “Capital del Cooperativismo” al partido bahiense, nos crea una enorme responsabilidad y una necesidad de infundir que el esfuerzo no es vano, exhibiendo lo que se dice y lo que se hace de un modo absolutamente transparente. Lo que se consagra en Ley es aquello que la gente hizo frente a sus necesidades y en especial en épocas difíciles.

El nombramiento está confirmado por los antecedentes históricos y por la calidad de los protagonismos. Uno es el dueño de sus propias necesidades, si sabe articularlas cooperativamente, es muy posible que consiga defender sus genuinos deseos de un modo realista y solidario.

Los cocheros de plaza conformaron una cooperativa de provisión; los vecinos y vecinas de Ingeniero White armaron su cooperativa de pescadores y los elevadores de la Junta de Granos que explotaron fueron rescatados por una cooperativa de estibadores para que no se perdieran los puestos de trabajo. Todas estas acciones, que casi pueden ser calificadas de patrióticas, no han sido más que esfuerzos de gente de distinta condición. En los mismos términos, se puede citar a la Cooperativa de Trabajo Pampero Apícola Limitada, conformada por profesionales e investigadores que han logrado patentar curas para mejorar las producciones de miel.

Respecto a la Cooperativa Obrera Limitada de Consumo y Vivienda, ha logrado instalar una verdad muy sencilla: la cooperación, esfuerzo propio, ayuda mutua, honestidad, control democrático y retorno de los excedentes.