Social y Solidaria

DESDE CAÑADA ROSQUÍN UN MODELO PARA SANTA FE

CAÑADA ROSQUIN 1200

Noticias Cooperativas

DESDE CAÑADA ROSQUÍN UN MODELO PARA SANTA FE

Entrevistamos a representantes de la Cooperativa de Trabajo Jabonera Cañada Rosquín, a su presidenta Magdalena Cabrera y a su secretario Martín Ríos, que actualmente, con fuerza y entusiasmo, le dan un sentido a lo que significa el trabajo cooperativo.

Nosotros somos una Cooperativa de Empresa Recuperada, por los trabajadores desde el año 2006 y actualmente, nos toca a nosotros estar en el cargo de presidenta y secretario del Consejo de Administración.

Con 16 años de lucha en la cooperativa, no solamente por recuperar una empresa, sino la lucha intensa de cada uno de los asociados y de sus familias por preservar la fuente de trabajo y por conocer otro modelo de hacer las cosas, que no era solamente el ser empleado.

Fue una transición importante que tuvimos que transitar y que vamos aprendiendo día a día, se va evolucionando y vamos aprendiendo”.

Martín Ríos - Magdalena Cabrera

Generamos ciertos precedentes legales

“En el proceso de la quiebra parte de los trabajadores formamos la cooperativa, otra parte va por fuera y estaban los acreedores principales que era la Bolsa de Comercio de Rosario.

Una vez que los que formamos la cooperativa tuvo su matrícula, llegó a un acuerdo donde los trabajadores de la cooperativa no cobrarían las acreencias laborales, y así nos quedamos con marcas y maquinarias.

Los ex trabajadores que no formaron la cooperativa cobraron una parte, Sobre el inmueble pesaba una hipoteca; la cooperativa formalizó comprar esa hipoteca en cuotas semestrales en un importe acorde a lo que era las acreencias laborales de todos los trabajadores y en el 2012 terminamos de pagarla.

Somos conscientes que generamos ciertos precedentes legales y comerciales; incluso con nuestro ejemplo y de un par de Cooperativas más de Empresas Recuperadas fueron tomados de ejemplo para la reforma de la Ley de Quiebra en donde se da prioridad a los trabajadores. Antes tenían la prioridad los quirografarios ahora se da prioridad a los trabajadores y en especial a los que forman una cooperativa”.

Cuántos somos y que hacemos

“Somos 43 familias de los cuales 41 son varones y dos mujeres, estamos fabricando lo que es el jabón en pan que es el jabón blanco, velas, detergentes en barra y estamos saliendo al mercado con el detergente líquido para lavarropas automáticos.

En la empresa el jabón líquido nunca se había producido antes; éramos dos en la Argentina que teníamos la torre de soplado para el jabón en polvo para el lavarropa. Actualmente, salió el líquido y el jabón en polvo fue quedando de lado.

Entonces tuvimos que reinvertir en el líquido y ahora salimos con bidones de 5 litros y con los packs de 900 gramos para empezar o sea hay un nuevo sector de producción, distinto a lo que estábamos acostumbrados y la empresa tuvo que cambiar, porque la industria lo hizo.

Y de alguna manera está en el candelero, después de hacer un golpe de marketing importante. Un producto que se ve y es uno de nuestros caballitos de batalla es el jabón La Perdiz, que siempre nombramos primero porque es el más conocido en todo el país.

En realidad, era común jabón blanco que muchos dermatólogos recetaban para los que tenían problemas en la piel, eso sería así porque no tiene conservante, ni colorantes, no tiene nada, es solo la pasta base”.

Quedamos la mitad de los socios fundadores

“Los socios fundadores hoy estamos en el 50% del total de asociados y 50% son socios nuevos y muchos jóvenes y todo lo que hicimos nosotros es lo que les queremos dejar a nuestros sucesores. a la juventud que va a estar al frente, como lo estuvimos nosotros 16 años atrás.

Éramos una camada de jóvenes y ya no vamos a estar más, se termina la generación de los fundadores. Tratamos de tener capacitaciones continuas justamente para los más nuevos”.

La operatoria tiene proyectos de alto vuelo

“Tenemos un proyecto de empezar a renovar las maquinarias, pero el problema que todas las maquinarias son italianas No se fabrican en la Argentina Entonces tenemos que importarlas desde Italia y nos sale muy caro.

Ahora ya estamos habilitados para importar y para exportar. Así que estamos analizando que tenemos alquilada a otra empresa con opción a compra parte del inmueble, y su venta es la que invertiríamos en la maquinaria que nos hace falta.

Generalmente vamos haciendo inversiones pequeñas en maquinarias, lo que se va consiguiendo. Somos conscientes que cuando la fábrica quebró estaba muy atada con alambre, fuimos renovando y lo que ya no se conseguía de repuestos se fue inventando o reinventando, incluso cambiando, si hacía falta, la forma de trabajar.

Antes había una metodología estable, pero la fuimos cambiando porque a nivel ambiental también tuvimos que ir evolucionando y vamos tratando de modernizar y automatizar los trabajos en la medida y en los tiempos que podemos.

Renovamos equipos en cada oportunidad que tuvimos

“Cuando nos organizamos en la cooperativa, no cobramos el Fondo de Desempleo, y el Ministerio de Trabajo nos duplicó ese Fondo y tramitamos un subsidio, en ese momento de 700 pesos para cada uno y como no lo recibimos nosotros, sino que lo cobró la cooperativa compramos el auto elevador.

Después gestionamos un subsidio y compramos la Caldera y así en el transcurso de los años, quisimos hace poco sacar un crédito y todavía no habían arreglado lo de la hipoteca por burocracias judiciales. Entonces no pudimos sacar ese crédito, volvimos a gestionar un subsidio, aunque nos daba cierta vergüenza después de 15 años de trabajar,

Pero nos dijeron “ustedes son el modelo a seguir en la provincia de Santa Fe, como no se los vamos a dar” y pudimos entonces tener la estructura de un tanque de agua nuevo de 20 mililitros que nos hacía falta para tener mejor calidad para las producciones de nuestros productos”.

Los proyectos que están en el candelero

“Los proyectos que tenemos es ampliar la oferta en los líquidos, si bien, desde hace 10 años atrás que venimos diciendo “vamos a salir con el jabón líquido”, hicimos pruebas y recién este año, hará tres meses, salimos con una primera presentación, y ahora es un primer producto dentro de la gama de líquidos que queremos tener y estamos haciendo pruebas de los perfumes suavizantes y seguiremos ampliando ese abanico.

Otro Proyecto es el sector que tenemos alquilado que nosotros no le damos producción.  Tenemos que armar un proyecto de trabajo dedicado a la venta de servicios y ese resultado volcarlo a toda la fábrica para hacer muchas reparaciones edilicias que las estamos necesitando y comprar lo que podamos de nuevas maquinarias seguramente italianas”.

Qué futuro queremos para esta Cooperativa de Empresa Recuperada

“Como un mensaje podemos decir que lo que recibimos fue mucho; nunca pensábamos que los trabajadores íbamos a hacer los dueños de una fábrica y manejarla porque yo soy el secretario de la cooperativa y mi tarea es ser encargado de mantenimiento eléctrico. Nunca me imaginé que iba a traer una computadora para hacer el Acta, o en reunión con el Consejo de Administración decidiendo compras y ventas de mucho dinero, jamás hubiera imaginado eso.

Y eso como mensaje queda muy marcado para nosotros y tratamos de volcárselo a los jóvenes para que realmente vean lo que es una fábrica recuperada. Nosotros peleamos por nuestro trabajo, porque si no hubiésemos hecho como los otros trabajadores que decidieron no quedarse en la fábrica y cobraron su parte y se fueron a otro lado.

Nosotros la peleamos, cortamos la ruta 34 para que nos escuchen y tuvimos un montón de apoyo de un pueblo de solo 5.000 habitantes, hasta el cura párroco nos estaba apoyando a nosotros y a nuestras familias.

En realidad, nos damos cuenta del ejemplo que somos cuando las puertas se nos abren y sabemos que es porque hacemos las cosas con prolijidad, con una conducta prudente, pasito a pasito.

Es que contábamos con la experiencia de lo que no se debe hacer, que nos habían dejado los antiguos dueños de la fábrica y aprendimos que todo hay que hacerlo a nuestra medida, con voluntad y esfuerzo, y correctamente, como debe ser”.

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BARBIJOS POR EL SUELO ¿NO ÍBAMOS A SER MEJORES?

AMBIENTAL FASOLI 1200

Noticias Ambientales

BARBIJOS POR EL SUELO ¿NO ÍBAMOS A SER MEJORES?

Por Héctor José Fasoli

Doctor en Química, docente e investigador,
especializado en temas ambientales.
Premio Konex de Platino en Ciencia y Tecnología.

Reflexiones de peatón

Camino por la ciudad de Buenos Aires postpandemia. Llevo mi mascarilla descartable como todos los días, dispuesto a ponérmela al subir al colectivo. Observo que la señora y el señor que habitualmente esperan en la parada delante de mí ya no la usan. Es cuando me doy cuenta de que las autoridades, que nos mantuvieron seguros y ordenados dentro de casa durante casi dos años, nunca decretaron oficialmente el final de la pandemia. El virus se fue, con la ayuda de la vacuna, pero nadie, absolutamente nadie, explicó nada ni avisó nada. Mal hecho: después de casi veinticuatro meses de cuidados, donde éramos aconsejados por infectólogos, psicólogos, sociólogos y periodistas (muchas veces contradictoriamente), nadie dijo más nada. ¿O lo dijeron y me lo habré perdido? ¿Estará escrito en el Boletín Oficial?

Contra los que piensan que lo que se olvida no existió nunca, lo que se olvida puede volver a repetirse, sin haber aprendido nada.

Se supone que somos seres racionales y, por lo tanto, históricos. No sabemos, como todos los seres vivos, de dónde venimos ni hacia dónde vamos, pero tenemos conciencia de ello y nos preocupa. Por eso tenemos ritos de paso. Era necesario ese rito que cerrara la pandemia, que nos dijera que lo peor pasó, y que -al tiempo de alertarnos de que debemos seguir cuidándonos- nos anunciara el final de una peste que se llevó casi ciento treinta mil vidas solamente en la Argentina. Enfermedad que, por lo que sabemos, sigue acechando, con brotes y rebrotes, en varios países del mundo.

Un extraño en la ciudad

Desciendo del colectivo. El barbijo me sigue acompañando y percibo que la gente me mira extrañada: es verdad, en el transporte lo teníamos puesto solamente dos, en la calle uno de cada diez o veinte y en la universidad, nadie. En el trayecto de unas pocas cuadras esquivé una veintena de mascarillas tiradas en la acera y la calzada, de colores rosado, negro, blancas y celestes, pisoteadas y arrastradas por el viento. Hace un rato estuvieron cubriendo bocas y narices, interponiéndose a ataques de tos y de estornudos. Ahora están en el suelo, esparciendo otros virus y bacterias por algunos minutos. No nos quedó ni el recuerdo de las microgotas de Flügge que se desparraman a cientos de kilómetros por hora y de cuyas consecuencias nos machacaban en la radio, la TV y los diarios. Más tarde, en una heladería pequeñita de mi barrio, una nena con una tos intensa y persistente compartirá su arsenal microbiano con el niñito que acaba de conocer allí.

Mi hija, que como toda mi familia sigue cuidándose mucho, se pescó a pesar de todo un estado gripal que la tuvo seis días en cama; el médico que la atendió por WhatsApp dijo que no hace falta hisoparse. Buscamos un autotest para COVID en las farmacias y en las pocas que lo comercializan está agotado.  Mi hija voluntariamente se aisló como si fuera COVID; tiene fiebre y una tos seca que le hace doler la panza. Por lo que informan en la radio, hay muchos casos similares y la mayoría son de gripe A. En un hospital de la ciudad de Buenos Aires informan que solo uno de cada doscientos hisopados da positivo de COVID. Pero hay gripe A, y se contagia: ¿vale la pena no cuidarse de ella o de otras gripes y enfermedades infecciosas que andan sueltas?

Entrábamos a las casas sin zapatos, dejábamos los abrigos en la puerta, nos lavábamos las manos y nos poníamos alcohol en gel: ¿no convendrá seguir haciéndolo? Silencio.

¿Aprendimos algo?

Íbamos a salir mejores de ese espanto. Aprendimos a cocinar los que nunca supimos hervir una papa; hicimos pan de masa madre, a la que cuidábamos reverencialmente, de forma casi religiosa. Fanáticos del asado se hicieron veganos; vegetarianos volvieron a probar carne. Pero al final de la pandemia, un aluvión enloquecido se arrojó sobre los mostradores de las casas de comida chatarra. Los docentes hicimos malabarismos para enseñar por internet; miles de estudiantes universitarios hicieron esfuerzos enormes para conectarse, estudiar sin compañeros, consultar en regiones remotas del país. Pero quienes cursaron cuarto y quinto año de la secundaria durante la pandemia quedaron inmovilizados en el tiempo: permanecieron un año totalmente encerrados, aprendiendo como pudieron y otro año yendo en burbujas, de vez en cuando, sin continuidad y, encima, con repentinas interrupciones. El resultado: miles de jóvenes sentados en bancos de la universidad, con cuerpos de adolescentes en mentes de niños. Otro triunfo de la mala política y de la imprevisión educativa. Sin duda, con tiempo, saldrán adelante, con mayor esfuerzo propio y de sus profesores: afortunadamente la juventud se sobrepone a todo.

Íbamos a salir mejores, a cuidarnos entre nosotros, a comprender al prójimo, a ponernos en el lugar del otro: se puso de moda la empatía. Íbamos a ser mejores, pero los mismos de siempre siguieron enriqueciéndose y los de siempre se siguieron empobreciendo y muchos perdieron el trabajo y la esperanza.

Aprendimos que el trabajo a distancia podía ser efectivo y eficiente. Que ahorrábamos tiempo y dinero en transporte y que muchas cosas que hacíamos en la oficina se podían hacer, incluso mejor, desde casa. Sin embargo, hace unos días nos enteramos de que una de las mentes brillantes que se hizo multimillonario con la tecnología compró una red social, despidió a la mitad de los empleados y hace ir a los que quedan a trabajar a la compañía. Íbamos a ser mejores, distintos y a aprovechar lo bueno que dejó el horror….

Íbamos a ser distintos, pero tan pronto se relajó la pandemia que nadie dio por terminada, una nueva e incomprensible guerra se desató en el continente que es padre y madre de nuestra cultura. Y la guerra es la misma guerra que vimos muchas veces: un agresor desembozado en pugna interminable contra decenas de países que se esconden detrás de un pueblo que es el que, en definitiva, pone el pecho a las balas.

Colofón esperanzado

Releo lo escrito y probablemente lo haga un par de veces más antes de enviárselo a la directora de Social y Solidaria. Ella, que tolera pacientemente que mis textos tengan periodicidad errática, tal vez lo publique. Se supone que escriba para la sección de Medio ambiente y no hice, hasta ahora, ninguna referencia directa a él.  De los grandes temas ambientales se ocupan muchos: los medios, las organizaciones no gubernamentales que ahora se visibilizan destruyendo obras de arte; hasta los gobiernos dicen se dedican a ellos: la falta de preocupación es una también una decisión, es decir una ocupación. Así que esta nota es pequeñita porque se ocupa de mí y de mi circunstancia, de usted y de su circunstancia: es decir, de uno y su entorno más próximo y más íntimo. Trabajar desde allí, cambiando desde allí, tal vez se pueda mejorar el mundo.  

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